martes, 3 de enero de 2012

ENTREVISTA A RAUL GARELLO

Raúl Garello es un hombre amable, que habla con tono paternal de maestro. Es uno de lo grandes bando-neonístas vivos. Fue arreglador y bandoneonísta de Troilo por trece años, director fundador de la Orquesta de Tango de Buenos Aires y bandoneonísta y arreglador junto a su orquesta, de las últimas grabaciones en estudio del Polaco Goyeneche.
Está presentando Tiempo Fuerte su nuevo trabajo discográfico junto a un moderno sexteto.
¿Cómo nació este disco?
Garello: Después de hacer Tocata para sexteto (2008), quería hacer otro disco con el sexteto. Tenía un instrumental llamado Tiempo Fuerte que habla sobre este tiempo, el que nos tocó vivir, y que es el tema contenedor, una suerte de cobertura para todo el trabajo. Luego José Tcherkaski me acercó la letra de Paco a Paco y ya no tuve dudas para donde íbamos a ir.
¿Cómo esta estructurado el disco?
Son 4 temas instrumentales más un bonus track, 5 cantados y Siqueiros es México (un relato poema recitado por esa actriz de lujo que es Virginia Lago).
¿Qué instrumentales tiene?
Está Tiempo Fuerte, Mico (un instrumental dedicado al artista plástico Ricardo Mico), Radicheta y Ajo y El último bailongo que hago con un solo de bandoneón. Agrego como bonus track un tango camarístico llamado Buenos Aires de mis sueños, con un octeto de violoncello y conmigo en bandoneón, que está grabado en vivo en 1999 en el conservatorio nacional de Nantes, Francia.
Usted es conocido por incluir nuevas voces. ¿Cómo las elige?
Tengo la suerte de que se me acerquen; y me tomo el tiempo de escucharlos. Poseo la costumbre, en el mejor sentido de la palabra, de tener la necesidad de escuchar nuevas voces y grabar con ellos. Les doy una oportunidad y ellos me enriquecen con su talento y entusiasmo.
Cantantes como Noelia Moncada, Esteban Riera y últimamente Jesús Hidalgo y Marcelo Tommasi dejaron de ser promesas para ser realidades jóvenes.
Entre los temas cantados se encuentra Che Bandoneón, ¿Por qué incluir un clásico en un trabajo formado por no-clásicos?
Incluyo permanentemente un tema de Troilo, porque su tutela es y será un abrigo artístico para mí. (Garello fue su arreglador entre 1963 y 1965).
¿Cómo es su forma de trabajar?
Con el tiempo uno se transforma en una especie de cazador, esperando que aparezca una pequeña reducción de idea principal, rítmica o melódica. Después viene un período de tironeo de esa punta para averiguar si hay hilo. Y finalmente hay un trabajo más de oficio para la orquestación. Lo más difícil es encontrar el propio gusto, o lenguaje, o lo que algunos le llaman estilo.
No soy de dar consejos, pero lo más importante es estudiar y trabajar.
¿Qué anécdota recuerda de su época junto a Pichuco?
Hay una leyenda sobre la famosa goma Troilo, referida a la intervención que él hacia sobre los arregladores. Un día, hará unos 40 años, estábamos ensayando en el canal 13 antes de la audición, un arreglo mío sobre El bulín de la calle Ayacucho. En un momento Pichuco dice: Paren, todo esto no va (todo esto, era la parte que yo había escrito especialmente). Terminó el ensayo y me fui desolado a tomar un café a la esquina, el destino de los arregladores es un poco la soledad. Estaba sentado en una mesa cuando a mis espaldas entra Pichuco y me empieza a hablar como si estuviéramos en medio de una conversación que nunca habíamos empezado y me dice: Sabe lo que pasa Pibe (no me tuteaba pero me decía Pibe), esto está muy bien escrito. Pero no es el momento oportuno, porque usted me escamotea la atención de la gente en ese momento, y yo la quiero atenta a los versos.
Eso es toda una lección de cómo escribir un arreglo. Hoy pasado el tiempo entiendo que hay que saber reconocer la oportunidad y que lo más difícil es callarse.
A lo mejor arreglar, es el estudio y el aprendizaje de escribir hasta el punto en que uno diga lo esencial con la reducción mínima… Y tal vez, en otros órdenes de la vida… también pueda servir esta lección Troileana.

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