martes, 10 de julio de 2012

EL PILCHAJE TANGUERO Por Eduardo Giolandini


Se puede justificar que consideremos las vestimentas en su relación con el tango, aunque más no sea de modo relativo. Y no tan solo por causa del baile, sino también en los momentos históricos y lugares en que tuvo lugar el fenómeno, así como sus protagonistas distintos.
Cuando, según cuentan, en la "prehistoria tanguera" se bailó espontáneamente al son del silbido, en la calle, o al paso del organillero "ejecutando" el organito, obvio es que las circunstancias no imponían ninguna pilcha es especial, salvo la de uso corriente de las personas que iniciaron la primeras canyenguerías del tango.
Después, el ámbito cerrado pudo motivar cierto pilchaje. El muchacho tuvo necesidad de hacer pinta, además de bailar bien. En la variedad de ejemplos usó alpargatas; algunas veces bordadas, porque en no pocas familias había bordadoras; otras, zapato o bota con taco militar, un taco medio alto, copiado del que usaba la caballería para calzar bien en el estribo. Los pantalones en un tiempo se llamaron leones, para resaltar la condición de hombre o porque eran importados de Francia, cuyos soldados tenían fama de "bravos leones", algunos con trencilla en el costado de la pierna o por debajo del zapato, entre el taco y la suela. Saco corto, con solapa ribeteada y pretina o prendedura falsa, es decir "sotana" en lunfardo, que es el saco; "lengue" o pañuelo al cuello y funyi o sombrero. Todo de maneras diversificadas. Tal vez, el cuchillo podía ser parte de la indumentaria. La mujer, con su miriñaque, o, según los sitios, su pollera cortona, con tajo al costado, de percal. Créase o no, se cuenta que algunas en ciertos ambientes llevaron un pequeño cuchillo en la liga.
No fue ajeno al tango el traje formal, zapatos, corbata, pañuelo colgando del cabalete, que era el bolsillo pequeño del saco, y que algunos portaron como identificación con cierto estilo de tango. Las mismas letras informan sobre las vestimentas, desde las bombachas camperas hasta el esmoquin. Hoy no hay prendas o zapatillas que molesten; igualmente, remeras con estampados o accesorios.

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