martes, 15 de enero de 2013

Sabina Olmos, actriz de ley


Tan dúctil para el drama como para la comedia, Sabina Olmos, se distinguió en su extensa carrera cinematográfica, teatral y televisiva por ese rostro de permanente melancolía que le daba a sus personajes una pátina de dulzura y de enorme fuerza interior.
Nacida como Rosa Herminia Gómez el 3 de febrero de 1916, desde niña se sintió atraída por el canto. En 1934 tuvo su primera oportunidad artística al debutar en radio entonando algunos temas muy populares de la época. Su voz dulce y sin altisonancias comenzó a atraer al público, y tres años después el director cinematográfico Manuel Romero, un determinante de su trayectoria, según ella lo confesó alguna vez, la convocó para un pequeño papel en "La rubia del camino". Con anterioridad ya se había acercado a la cámara con "El casamiento de Chichilo".
Sin estudios escénicos que sostuviesen su vocación, Sabina Olmos supo, no obstante, imponerse por la dulzura de su figura y por su energía para el trabajo
En una década -la del treinta- en que el cine argentino necesitaba nuevos rostros, Sabina Olmos fue infaltable en los elencos de las más populares películas de ese momento. "Los apuros de Claudina", "La vida es un tango" y "Divorcio en Montevideo" la lanzaron a la popularidad masiva. El papel de Felicia en "Así es la vida", de Francisco Mugica, consolidó su prestigio y le valió un premio instituido por el Museo Municipal del Cine.
En la década del cuarenta, y ya con directores que supieron explotar más su temperamento, compuso criaturas más dramáticas y comprometidas, como la de "Historia de una noche", por la que logró el galardón de mejor intérprete de reparto, y dos films por los que fue considerada mejor actriz principal: "Albéniz" y "Tierra del Fuego".
Casada con el cantante de tangos Charlo, la actriz retomó su camino de cancionista, y a mediados de los años cincuenta ambos realizaron exitosas giras por España y América latina.
Ante la caída del peronismo, el matrimonio debió vivir varios años en el extranjero, y en los sesenta retornaron a Buenos Aires, donde, con Charlo como productor, Sabina Olmos protagonizó "Pesadilla", un rotundo fracaso de taquilla.
A partir de ese momento Sabina Olmos debió secundar a figuras de menor trayectoria. Algunos trabajos teatrales y televisivos ("Bettina", "Intimidades de una cualquiera" y "Siempre es difícil volver a casa", su última aparición en la pantalla dirigida por Jorge Polaco, y un fugaz paso como organizadora de una galería de arte en Canal 11) no lograron hacer resurgir su nombre. Convocada por Rodolfo Graziano, la otrora refulgente estrella integró el elenco del Teatro de la Ribera, en el espectáculo "Hoy, ensayo, hoy".
Así, con el advenimiento de otros gustos populares y arrastrando una madurez a la que siempre trató de esquivar, su nombre fue opacándose lentamente hasta la llegada de este trágico desenlace

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