lunes, 21 de julio de 2014

El Cantor del Pueblo: ROBERTO QUIROGA

Guitarrista, cantor y protagonista cinematográfico, un encuadre perfecto para asociarlo al Zorzal Criollo. Agregaba a esos atributos una pinta y registro de voz que justificaban de alguna manera las pretensiones de productores, de encontrar una figura que se aproximara o reviviera a quien había dejado un hondo vacío unos años antes, al fallecer trágicamente.
Al indagar en los comienzos de la vida de Roberto Quiroga quien, con el devenir del tiempo se convertiría en ‘El Cantor del Pueblo’, se aprecian divergencias acerca de su lugar de nacimiento y nombre de pila. Las opiniones se reparten entre Avellaneda y el porteño barrio de Barracas. No cabrían dudas –según José Pedro Aresi-- sobre la fecha en que nació: el 16 de enero de 1911, como la de su prematuro fallecimiento, el 1º de febrero de 1965. En cuanto a su nombre de familia, también existe controversia. Si bien el más aceptado es Manuel Martins (heredado de su padre), los escritores Raúl Outeda y Roberto Casinelli lo mencionan como Carlos Martins, mientras que Horacio Ferrer lo identifica como Carlos Martino. Como si esto fuera poco, también se lo conocía –además del nombre artístico- con el seudónimo de Carlos Rainer. 
En el plano musical, debutó como solista en 1929 con el nombre de Carlos Martins, actuando en emisoras capitalinas y locales de tango. En 1933 formó el dúo Vega-Martins. Con su guitarra, acompañó al famoso cantor Agustín Magaldi, quien grabó el vals El Unitario de San Miguel, del cual Martins era autor de la música y letra. También compuso la canción Te llevo en el alma. En 1940, Pablo Osvaldo Valle, conocido productor radial, lo indujo a adoptar como nombre artístico el de Roberto Quiroga y ese mismo año, con su nueva tarjeta de presentación, se incorporó a la orquesta del bandoneonista nacido en Concordia, Ernesto de la Cruz (1898/1985), autor de la música del tango El Ciruja (1926). 

 En 1941 se incorporó a la orquesta de Julio de Caro y con el célebre músico grabó el tango De vuelta al bulín y un candombe. Al año siguiente se sumó a la típica de Alberto Soifer, renombrada por entonces, con la que grabó para RCA Victor: Mi Buenos Aires querido y el vals Alondras, compuesto por el director. Para ese entonces se apreciaba claramente en Roberto Quiroga su estilo gardeliano, lo que sumado a su éxito en locales nocturnos, le abrieron un lugar central en el difundido programa de Jabón Federal, por Radio Belgrano. Durante sus actuaciones como solista cantó preferentemente secundado por guitarras, aunque también lo hizo con orquestas de primera línea, como la Típica Víctor y la del uruguayo Héctor María Artola. 
Al crecer su popularidad, no obstante cierto cuestionamiento por parte de quienes lo consideraban un imitador de Gardel, Roberto Quiroga fue tentado para el cine nacional. Fue así como en 1948 filmó ‘El cantor del pueblo’ y al año siguiente dos películas más: ‘Otra cosa es con guitarra’ y ‘Cuidado con las imitaciones’. En la primera era evidente la intención de los productores del film de asociar la figura de Quiroga con la del Zorzal, pues al elenco se agregaba un actor que arrastraba reminiscencias gardelianas: Tito Lusiardo. Este, con Mario Fortuna y Quiroga integraban en el argumento un trío de jóvenes humildes, que buscaban la fama como intérpretes de tango. En los roles estelares femeninos actuaron Perla Mux y Herminia Franco. 
En su segunda película, actuó con Francisco Chiarmielo, Mario Fortuna y Marcos Zucker, participando también la gran orquesta de Domingo Federico, los cantores Jorge Vidal y Oscar Larroca, y el ritmo de Panchito Cao y Barry Moral. Por su parte, en ‘Cuidado con las imitaciones’ intervino Roberto Quiroga junto a Tito Martínez del Box, Carlos Castro (Castrito), Marcelo Ruggero, La Cruzada del Buen Humor, Dorita Alonso y Délfor. Estas tres películas fueron catalogadas como de calidad ‘C’, lo cual corrobora que se pretendía explotar con ellas la popularidad del cantor, sin ocuparse demasiado por la calidad cinematográfica. Sin embargo, dichos filmes se exhibieron en el exterior y se convirtieron en el vehículo que le permitió al cantor realizar giras exitosas por varios países de América. 

 En diciembre de 1949 inició Quiroga una gira por los Estados Unidos, recorriendo distintos estados. Luego actuó en el Caribe, Venezuela y Colombia, donde registró varios discos con orquestas o guitarras. En Argentina retomó su actividad profesional, presentándose en ciudades del interior y en boliches tangueros porteños, como: el Bar Victoria de la calle Corrientes, en La Tablita (en hoy Av. Eva Perón) y Lautaro, en el barrio de Flores, donde actualmente existe un supermercado. Precisamente una noche, cantando en dicho local, Quiroga sufrió un derrame cerebral y falleció en la ambulancia que lo trasladaba al hospital Zubizarreta. Era el 1º de febrero de 1965 y el cantor pocos días antes había cumplido 54 años. 

 Según Oscar del Priore, Roberto Quiroga fue quien por primera vez cantó los versos de Celedonio Flores: Por qué canto así (casi dos décadas después el disco más vendido de Julio Sosa). En la grabación de ese tema, lo acompañaron los guitarristas Cornejo y Cáseres. Durante su trayectoria, Quiroga dejó grabados unos 40 discos en estudios de Argentina, Venezuela y Colombia; secundado por guitarras u orquestas, como las ya mencionadas, más las de Ricardo Pedevilla, Alberto Dimaggio y la Típica Coca Cola, formada por la bebida auspiciante para el programa radial La Ronda Musical de las Américas. La intención de hacer de Roberto Quiroga el sucesor de Gardel se fue diluyendo y, por si algo faltaba para descartar toda posibilidad, sucedió su fallecimiento. El paso del tiempo sumió su nombre en progresivo olvido. 

-El periodista Mario Bosco, que presenció la filmación de la película ‘El cantor del pueblo’ en el Mercado de Abasto, recordaba a Roberto Quiroga como una persona educada, cálida y ubicada. Durante los descansos, comunes en toda filmación, jugaba al truco cerca del estudio en el bar Universal, situado en la calle que hoy se llama Carlos Gardel. 
-Algo resistido por considerarlo un imitador de El Zorzal, esta fue la contestación de Oscar Ferrari, cantor contemporáneo de Quiroga (muy popular con Basso y Pontier): “Después que muere Gardel, los medios, las grabadoras y todo el ambiente estaban esperando al sucesor. Y eso no se produjo, ni se va a producir, porque Gardel hubo uno solo. ¡En horabuena! Pero Buenos Aires quería encontrar al reemplazante. Uno muy importante, no quiero decir el primero, fue Roberto Quiroga y hasta se creía que él podría ser el sucesor. Su éxito llegó a interrumpir el tránsito en la calle Corrientes, tuvo una difusión enorme, hizo tres películas, pero no era El Morocho. Para mí Quiroga fue un muy buen cantor; no imitaba a Gardel, era la voz de él. Con un estilo netamente gardeliano también cantó Carlitos Acuña. Además su repertorio no va a morir nunca, porque es la fuente donde recurrimos todos. ¡Todos somos hijos de Gardel!”. 

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